En el Powerlifting hay que darlo todo. Para acabar una competición, o un mero entrenamiento, no sirven las medias tintas. Los ejercicios hay que hacerlos al ciento por ciento. Esa intensidad y autoexigencia es la que engancha a muchos a este deporte tan sufrido. Pero también es la culpable de que se puedan llegar a producir lesiones musculares de todo tipo.
En cualquier rutina de ejercicios de fuerza es importante hacer un buen calentamiento muscular antes de empezar la actividad. El ser humano no puede pasar de cero a cien como si nada. Muchas lesiones se producen porque el cuerpo aún no está listo. En los gimnasios es muy común ver cómo algunos van directamente a por las mancuernas sin haberse preparado ni un mínimo previamente.
Si a la falta de calentamiento le sumamos el esfuerzo que conlleva el Powerlifting, la lesión está asegurada. Llegará tarde o temprano. Así que la primera recomendación para no acabar en el dique seco es aumentar la temperatura corporal calentando bien, para lo que son de ayuda las cremas de efecto calor.
Vigila tu espalda
No hay demasiados estudios que indiquen el tipo de lesión más frecuente entre las personas que practican Powerlifting, pero en la espalda suelen estar la mayoría de los problemas. Tanto en la sentadilla como en el peso muerto –dos levantamientos de peso básicos- la espalda está sujeta a importantes tensiones. Si el peso es demasiado alto o la técnica imprecisa, se resentirá.
La columna vertebral es un sistema complejo. Desde que el ser humano se convirtió en bípedo se ha ido desarrollando milenio tras milenio hasta lo que es ahora: en síntesis, una torre de discos, huesos, tendones y nervios. Tanto en el Powerlifting como en la vida en general, hay que atender a los movimientos que se hacen. Y aunque no lo parezca, fortalecer los abdominales y la zona lumbar, también evitará tener dolor de espalda.
No por entrenar más se está más en forma. La creencia es que así es, sin embargo, es totalmente falta. En un deporte exigente como este, la carga de los entrenamientos ha de estar perfectamente pautada. Si no, se corre el riesgo de entrenar más de lo necesario y caer en el temido sobreentrenamiento. Lejos de mejorar, este estado físico merma la capacidad física con síntomas que van desde el insomnio hasta la reducción de la masa corporal. La clave está en incluir días de descanso en la planificación de los entrenamientos. Tan sencillo como eso.