Las artes marciales y los deportes de contacto no están bien vistos por su agresividad y beligerancia. Muchas personas lo creen así, pero es un error. Estas actividades están ligadas a una filosofía de vida en la que se premia la nobleza y la búsqueda permanente de la superación personal. Aunque en la mayoría de estos deportes haya que doblegar al adversario para vencer, hay un respeto mutuo entre ellos. Es una rivalidad sana que se queda en el ring, o en el tatami.

Por eso, el kárate, el taekwondo, el boxeo, el kick boxing… y un sinfín más de disciplinas, atraen a cientos de personas. Estos deportes mejoran la forma física de una manera espectacular. Hace falta un tono muscular potente y una buena resistencia, así que son ideales para conseguir un cuerpo musculado y bonito.

Sin embargo, no todo son bondades. Hay que luchar contra un rival que puede ser tan duro como una roca, o bien entrenar haciendo ejercicios que tienen un alto impacto sobre el físico, como golpear un saco de boxeo.

Para que el cuerpo no se resienta más de la cuenta, el calor es el aliado. Para favorecer que los músculos y extremidades estén listas, vale la pena utilizar terapias de calor. Estas aumentan el riego sanguíneo, elevan la temperatura corporal y preparan las extremidades. Así pues, junto a los guantes de boxeo, no viene mal meter una crema de efecto calor en la mochila.

Una de las lesiones musculares más comunes en las artes marciales son las contusiones. Es decir, el aplastamiento de los músculos por un golpe. Con una patada mal dada, por ejemplo, se pueden llegar a machacar y romper las fibras por completo.

No hay tiempo que perder para tratar este tipo de lesión. Durante las primeras 48-72 horas no es conveniente aplicar calor sino frío, pero una vez que desaparezca el hematoma –si aparece- ayudará a que se regenere la zona afectada.

En invierno a los deportistas les cuesta empezar. El frío tensa los músculos y ponerse a saltar a la comba cual Rocky Balboa es lo que menos apetece. Para quitar esa sensación de pereza helada, antes de empezar a moverse, es bueno aplicar una crema de efecto calor en las piernas y en los brazos. En un par de minutos, se estará dando brincos sin parar o haciendo el kata más difícil que se haya puesto por delante.