Sin poner a ninguno delante del otro, porque su ego no lo permitiría, se verán las caras en un combate el próximo 26 de agosto. Los críticos dicen que no es una pela real, que es un show para ganar dinero, pero para los aficionados es un regalo. Pocas oportunidades habrá de ver a dos campeones tan carismáticos sobre un ring. La expectación es tal que se estima que el evento moverá alrededor de 1.000 millones de dólares. ¡Hagan caja!
Por si alguien anda despistado, será un combate de boxeo. El campeón de MMA Conor McGregor es el que tendrá que adaptarse al cuadrilátero y es el que menos opciones a la victoria tiene, pero eso le da igual. En el cara a cara de hace unos días, lleno de bravuconería, se atrevió a tocarle la cabeza a Mayweather, quien, conviene recordar, nunca ha perdido un combate. Tiene un registro de 49 victorias y 0 derrotas, mientras que McGregor ya ha perdido tres veces (21-3) en las artes marciales mixtas.
El escocés no lo tendrá nada fácil. Tendrá que adaptarse a un deporte que no es el suyo, al cuadrilátero y a los 12 asaltos de 3 minutos que le esperan. Esto es totalmente distinto a lo que acostumbra en las artes marciales mixtas, en la que ni los puños se usan igual, ni hay cuatro esquinas y el tiempo se distribuye en cinco asaltos de cinco minutos cada uno. Para colmo, tendrá que bajar su peso hasta los 69,8 kilos, la categoría de Mayweather.
Todo son facilidades para él, pero Money, como se llama a sí mismo, es un ex deportista. Lleva dos años retirado y ahora tiene 40, 10 más que un McGregor que está a pleno rendimiento.
Fuera del ring, los dos son igual de fanfarrones, aunque con matices. McGregor va siempre elegante, trajeado de arriba abajo y con apariencia de niño bueno. Es el hipster que podría darte una paliza, un icono que aparece en las revistas de moda. Mayweather es estadunidense, con un estilo más del Bronx, de rapero. Es raro verle sin su gorra con la abreviatura TBE ‘The Best Ever’, claro está, diseñada por él mismo. A su manera, pero ambos son unos excéntricos.
Las formas de combatir sí que son bien diferentes. Mayweather es escurridizo, hábil, y tiende a controlar perfectamente las peleas. Su guardia es tan buena que es difícil darle un golpe que le haga daño de verdad. Es de los que no se fajan, sino que esquiva al rival una y otra vez hasta que encuentra el momento. McGregor, campeón de la UFC, no es así. Va a saco. Si puede noquear al adversario nada más empezar, lo hace. No se corta.
Con estos antecedentes, si tienen la oportunidad ver semejante espectáculo, no cierren los ojos ni para pestañear, porque estarán presenciando un combate del que se hablará durante mucho tiempo.